martes, 21 de septiembre de 2010

La Piedra del Sol

"Mientras el Uey-Tlatoani iba hablando, los sacerdotes seguían cantando una monodia y cierto número de músicos empezaron a tocar las flautas, huesos hendidos y tambores de cuero, nuestro viejo guía, el hombre de color cacao, nos contaba privadamente la historia de la Piedra del Sol."

"«Al sudeste de aquí está la nación de los chalca. Cuando fue sometida por el difunto Motecuzoma y hecha nación vasalla, hace veintidós años, los chalca fueron, naturalmente, obligados a pagar tributo a los victoriosos mexica. Dos jóvenes chalca, que eran hermanos, se ofrecieron voluntariamente a tallar una pieza cada uno, para ser colocada aquí en El Corazón del Ünico Mundo. Escogieron piedras parecidas, pero diferentes temas y trabajaron aparte; nadie más que ellos vio su propio trabajo.»"

Seguro que sus esposas lo verían furtivamente», dijo mi padre que tenía esa clase de mujer."

"«Nadie echó ni siquiera una mirada —repitió el viejo— durante todos esos veintidós años, cada uno de ellos esculpió y pintó su propia piedra, y también durante ese tiempo ellos llegaron a la edad madura y Motecuzoma se fue al mundo del más allá. Luego, cuando terminaron sus obras, separadamente las envolvieron con heno y esterillas de fibra y el Señor de los chalca reunió unos mil cargadores forzudos para transportar las piedras hasta aquí, a la capital.»"

"Gesticuló hacia el objeto que, todavía cubierto, estaba en lo alto de la terraza. «Como podéis ver, la Piedra del Sol es inmensa: más de dos veces la estatura de dos hombres, y terriblemente pesada: el peso de trescientos veinte hombres juntos. La otra piedra era más o menos igual. Fueron traídas aquí a través de sendas escabrosas y hasta por donde no había senderos. Fueron deslizadas sobre rodillos de troncos, moviéndose despacio sobre varaderas y transportadas en grandes balsas a través de los ríos. Pensad sólo en el trabajo, en el sudor, los huesos rotos y en la cantidad de hombres que cayeron muertos cuando ya no pudieron jalar más o soportar los látigos de los capataces que los fustigaban.»"

"«¿Dónde está la otra piedra?», pregunté, pero me ignoró."


"Alrededor, se encontraba otro círculo con los rayos del sol diurno alternando con las estrellas nocturnas, todo esto cercado en su totalidad por dos esculturas de la Serpiente de Fuego del Tiempo, con sus colas rematando la parte de arriba de la piedra, sus cuerpos enroscándose alrededor de ella y sus cabezas encontrándose en su base. En una sola piedra, ese artista único había plasmado todo nuestro universo, todo nuestro tiempo."

"«Al fin llegaron a los lagos, de Chalco y de Xochimilco, que cruzaron en balsas, hasta llegar al camino-puente que corre hacia el norte de Tenochtitlan. Desde allí, no había más que un camino ancho y recto de no más de dos carreras largas, hasta aquí. Los escultores suspiraron con alivio. Tanto ellos como otros muchos hombres habían trabajado muy duro; sin embargo, esos monumentos tan difícilmente transportados ya estaban a la vista de su destino...»"


Calendario Azteca o piedra de Axayácatl



"La pura entalladura estaba más allá de lo que se pueda creer, pues ésta era de pórfido, una piedra tan dura como el granito. En el centro estaba el rostro de Tonatíu, sus ojos miraban fijamente, su boca estaba abierta y a cada uno de los lados de su cabeza había unas garras apretando los corazones humanos que lo nutrían. Después, y en círculo, estaban los símbolos de las cuatro épocas del mundo, las cuales precedían a la era en que ahora vivimos, y alrededor de éstos, en otro círculo, se encontraban los de nuestros veintidós nombres de los días, y alrededor de ellos los glifos alternativos de piedra jade y turquesa, las gemas más preciadas de todas las encontradas en nuestras tierras."

Tonatíuh
"Estaba pintada en colores bien delineados, meticulosamente aplicados en aquellos lugares precisos a los que correspondía cada uno. Sin embargo, la destreza real del pintor era más evidente en donde no había color. El pórfido es una piedra compuesta por muchos fragmentos de otras y éstas incluyen mica, feldespato y cuarzo, que por sí mismas poseen diversos resplandores o intensifican cualquier color cerca de ellas."

"Dondequiera que estuviera empotrado uno de estos pedacitos cristalinos de roca, el artista lo dejó sin pintar. En aquel momento, cuando la Piedra del Sol estuvo en el resplandor del mediodía de Tonatíu, esas joyas pequeñitas y cristalinas parpadeaban hacia nosotros como una luz solar saliendo del brillante colorido. Ese gran objeto parecía, no tanto como si estuviera coloreado, sino más bien totalmente iluminado."

"Sin embargo, supongo que para creerlo tendrían que haberlo visto en toda su gloria original. O a través de los límpidos ojos y la clara luz con que yo lo gocé en aquellos días. O quizá, bajo el influjo de la mente de un niñito pagano, todavía impresionable e ignorante..."

"De todas formas, volví mi atención hacia nuestro guía, quien continuaba su interrumpida historia acerca de los penosos problemas para hacer llegar las piedras: «Nunca antes el camino-puente de Coyohuacan había sostenido un peso tan grande."

"Debido a esto fue cuando las poderosas piedras de los dos hermanos llegaron deslizándose sobre sus rodillos, una detrás de otra; repentinamente, el camino-puente se venció bajo el peso de la primera y la piedra envuelta fue a dar al fondo del lago de Texcoco. Los cargadores de la segunda, la Piedra del Sol que está aquí, se detuvieron a muy poca distancia de la orilla del puente roto. La Piedra del Sol fue puesta otra vez en una balsa y transportada por agua, alrededor de la isla, hasta la plaza. Ésta es la única que se salvó, para ser admirada por nosotros esta mañana.»"

«¿Y la otra? —Preguntó mi padre—. Después de todo ese trabajo, ¿no pudieron hacer un pequeño esfuerzo más?»

"«Oh, así fue, mi señor. Los más expertos nadadores se sumergieron una y otra vez, pero el fondo del lago de Texcoco es fangoso y quizás insondable. También utilizaron largas estacas para sondear, pero nunca pudieron localizarla. La piedra, como haya sido esculpida, debe haber caído de lado.»"

"«¿Como haya sido esculpida?», repitió mi padre."

"«Sólo el artista posó sus ojos sobre ella. La piedra pudo haber sido mucho más grandiosa que ésta —el viejo señalaba la Piedra del Sol—, pero nunca lo sabremos.»"

"«¿Y nunca dijo el artista cómo había sido?», pregunté."

"«No, nunca.»"

"Persistí: «Bueno, ¿y no podría hacerla otra vez?» El trabajo de veintidós años se me antojaba en aquel entonces algo menos de lo que me parecería ahora."

"«Quizás la hubiera podido hacer, pero ya nunca lo hará. Tomó ese desastre como una evidencia de su tonali, como un signo de que los dioses rechazaban su ofrenda. Él fue al que el Venerado Orador acaba de honrar, dándole la Muerte Florida por su propia mano. El artista rechazado se dio a sí mismo para ser la primera víctima en sacrificio a la Piedra del Sol.»"

"«Para la obra de su hermano —murmuró mi padre—. ¿Y mientras tanto, qué es de su
hermano?»"

"«Él recibirá honores, ricos presentes y el -tzin para su nombre —dijo nuestro guía—."

"Sin embargo, él y todo el mundo se preguntará por siempre: ¿No será la piedra que yace en el fondo del lago de Texcoco, sin haber sido nunca vista, una obra mucho más sublime que esta Piedra del Sol?»"

"En verdad que con el tiempo, el mito que engrandece lo desconocido llega a ser un tesoro mucho más grande que la realidad tangible. La escultura perdida llegó a ser conocida con el nombre de In Huehuetótetl: la Piedra Más Venerable. Y la Piedra del Sol llegó a ser vista, solamente, como su substituto."

Tomado del libro: El Azteca", de Gary Jennings

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