lunes, 14 de marzo de 2011

"Mi encuentro con Yoali Ehécatl, Viento de la Noche"

"Una tarde, me encontré con un extranjero. Chimali, Tlatli, algunos otros muchachos y yo habíamos estado jugando juntos toda la tarde. En una plaza bastante distante de nuestra aldea encontramos el casco de un acali viejo y putrefacto y estuvimos tan absortos jugando a los remeros, que nos sorprendió Tonatíu cuando con su cielo enrojecido dio su llamada de advertencia de que se estaba deparando para irse a dormir. Teníamos que recorrer un largo camino hasta llegar a casa y Tonatíu se apresuraba a su cama más rápido de lo que nosotros podíamos caminar, así es que los otros muchachos echaron a correr."




"A la luz del día yo hubiera podido seguirlos, pero en la semioscuridad del atardecer me vi forzado a moverme más despacio y a caminar con más cuidado. Probablemente los otros nunca me echaron de menos; como sea, pronto se perdieron en la distancia. Llegué al cruce de dos caminos en donde había una banca de piedra. Hacía algún tiempo que no pasaba por allí, pero recordé que la banca tenía varios símbolos grabados y me olvidé de todo. Me olvidé de que ya estaba casi oscuro como para que pudiera ver los grabados, ya no digamos descifrarlos. Me olvidé de por qué estaba allí la banca. Olvidé todas las cosas que me acechaban y que podrían caer sobre mí en cuanto sobreviniera la noche. Incluso oí cercano el grito de un buho y no presté atención a ese presagio de mal agüero. Había algo que leer allí y no podía seguir adelante sin tratar de hacerlo."

"Me incliné sobre las marcas y me fijé en ellas, trazándolas tanto con mis dedos como con mis ojos; me fui moviendo de un lugar a otro, hasta que casi me dejé caer sobre las piernas de un hombre que estaba allí sentado. Di un salto hacia atrás, como si hubiese quemado y murmuré una disculpa:"

M-mixpantzinco. En su augusta presencia...»"

"Con la misma cortesía, pero cansadamente, él me dio la respuesta acostumbrada:"

Ximopanolti. A su conveniencia...»"

"Durante un momento nos miramos fijamente. Supongo que lo único que él vio fue a un muchachito desaliñado y cegato de unos doce años. Yo no podía distinguirlo en detalle, parte porque la noche había caído sobre nosotros y parte porque había saltado lejos de él, pero me pude dar cuenta de que era un forastero o por lo menos lo era para mí, ya que su manto de buena tela estaba manchado por el viaje; sus sandalias gastadas por el mucho caminar, y su piel cobriza, polvorienta por la tierra del camino."

"«¿Cómo te llamas muchacho?», me preguntó al fin;"

"«Bueno, me dicen Topo...», empecé."

"«Puedo creer eso, pero ése no es tu nombre.»"

"Antes de que pudiera contestarle, me hizo otra pregunta."

"«¿Qué estabas haciendo hace un momento?»"

"«Estaba leyendo, Yanquicatzin —realmente no sé qué había en él, que me hizo darle el título de Señor Forastero—. Estaba leyendo lo escrito en la banca.»"

"«¿De veras —lo dijo cansada e incrédulamente—. Nunca te hubiera considerado un joven noble educado. ¿Y qué es lo que dice la escritura?»"

"«Dice: "del pueblo de Xaltocan para que el Señor Viento de la Noche descanse".»"

"«Alguien te dijo eso.»"

"«No, Señor Forastero. Discúlpeme, pero... ¿ve? —Me moví lo suficientemente cerca para apuntar—. Este pico de pato aquí significa viento.»"

"«No es un pico de pato —dejó caer el hombre—. Es una trompeta por la cual el dios sopla los vientos.»"

"«¡Oh! Gracias por decírmelo, mi Señor. De todas formas, significa ehécatl. Y esta otra marca de aquí... todos estos párpados cerrados, significan yoali. Yoali Ehécatl, Viento de la Noche.»"

"«De veras sabes leer, ¿eh?"

"«Muy poco, mi señor. No mucho.»"

"«¿Quién te enseñó?»"

"«Nadie, Señor Forastero. No hay nadie en Xaltocan que enseñe este arte. Es una lástima, porque me gustaría aprender más.»"

"«Entonces debes ir a otra parte.»"

"«Supongo que sí, mi señor.»"

"«Te sugiero que lo hagas ahora mismo. Estoy cansado de oírte leer. Ve a otra parte, muchacho a quien llaman Topo.»"

Oh. Sí. Por supuesto, Señor Forastero. Mixpantzinco.»"

Ximopanolti.»"

"Volteé una vez más la cabeza para verlo por última vez, pero él estaba más allá del alcance de mi corta vista o había sido tragado por la oscuridad o simplemente se había ido."

"Encontré en mi casa un coro formado por mi padre, mi madre y mi hermana, que expresaba una mezcla de preocupación, alivio, consternación y enojo por haber estado  tanto tiempo solo en la peligrosa oscuridad, pero hasta mi madre se quedó callada  cuando le expliqué cómo había sido detenido por el inquisitivo forastero. Ella estaba quieta y callada, y tanto ella como mi hermana miraban a mi padre con los ojos muy abiertos, quien a su vez me contemplaba con esa misma expresión."

"«Te encontraste con él —dijo mi padre roncamente—. Te encontraste con el dios y él te dejó ir. El dios Viento de la Noche.»"

Yoali Ehécatl

"Desvelado toda la noche, traté sin ningún éxito de ver como un dios al brusco viajero, polvoriento y cansado. Aunque si él había sido Viento de la Noche, entonces por tradición se me concedería el deseo de mi corazón. Solamente había un problema."

"Aparte de desear aprender a leer y a escribir correctamente, no sabía cuál era el deseo de mi corazón."

Tomado del libro "El Azteca" de Gary Jennings.